Estamos en el año 2023 y seguimos leyendo noticias que nos hablan de las migraciones como una “oleada”, una “invasión”, una “avalancha”; y que lleva la frontera sur española a las pantallas de casi todos los hogares.

Pero realmente, de ¿Cuántas personas estamos hablando? Si vamos a las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE) tenemos que en el año 2022 las migraciones en España aumentaron en algo más de 172 mil personas, lo que ayudó a corregir el saldo vegetativo negativo del país; es decir, el hecho de que ese año murieron más personas de las que nacieron y las migraciones han venido a compensar ese vacío poblacional. De hecho, “el crecimiento poblacional de España se debió al incremento de la población de nacionalidad extranjera unido, en menor medida, al incremento de la de nacionalidad española.”
Según el INE, los mayores flujos migratorios del año 2022 se dieron entre la población colombiana (60.142 personas más), ucraniana (48.396 más) y venezolana (31.703 más). Y los mayores descensos en la de Rumanía (-11.751), Reino Unido (-8.381) y China (-5.058). Todas estas nacionalidades no migran en patera ni llegan por la frontera sur. Sin embargo, los medios de comunicación se empeñan en sobredimensionar la situación de las migraciones más vulneradas en derechos y que sí que merecen toda la atención gubernamental y ciudadana pero con miras a una ayuda directa y rápida, jamás vinculada a la criminalización con la que a día de hoy se trata.
De hecho, este mismo mes de octubre de 2023 y ante el repunte migratorio en Canarias, el Gobierno central, a través del responsable del Ministerio del Interior Fernando Grande-Marlaska, ya adelantó que “enviará un avión de la Guardia Civil a la zona de Senegal para patrullar en la lucha contra la migración y se reforzará al archipiélago (canario) con otro”. Nuevamente, la estrategia sobre las migraciones más precarias se centra en obstaculizar, reforzar barreras, entorpecer, criminalizar y forzar a la búsqueda de nueva rutas migratorias, cada vez más peligrosas.
Mucho se habla de las personas más pobres y vulneradas que llegan a Canarias, con el fin de reforzar prejuicios vinculados con el colapso de servicios públicos o la potencial falta de recursos para todas y todos. Ya sabemos que la migración más necesitada no gusta, sabemos que la pobreza estorba. Pero poco se dice de quienes, también migrados y ahora asentados, forman parte del mercado de trabajo y la sociedad española.
Según el último informe sobre la “Situación de las personas migrantes y refugiadas en España. 2022”, del Foro para la Integración Social de los Inmigrantes, del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones de España; a diciembre de 2022 la afiliación a la seguridad social de personas de origen extranjero aumentó en un 81,4 %. En el último trimestre de 2022 la tasa de paro de las personas con nacionalidad de terceros países fue la más baja desde el 2008. Sin embargo, aunque las cifras son optimistas, habrá que seguir llamando la atención sobre la tasa de paro de las mujeres nacionales de terceros países, pues sigue siendo la más alta por sexo y nacionalidad; al tiempo que el salario medio total de las personas de nacionalidad extranjera es 26,6% inferior al de la nacionalidad española.
Las personas que migran a territorio español aportan su diversidad a la amalgama cultural de este territorio, aportan su fuerza de trabajo al mercado laboral, aportan su formación y conocimientos prácticos al ejercicio de sus labores cotidianas y, como seres humanos que son, requieren el reconocimiento pleno de sus derechos y el acceso a los servicios públicos básicos que corresponden a toda persona que conviven en este territorio.
Todos los derechos, para todas las personas!
Asociación Mujeres en la Diversidad